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El papa del año 1000: Mitos y realidades.

¡¡Hola a todos, amantes de la Historia!! Aquí Agustina una vez más.

Fuente: web


Hoy les traemos una biografía, que hace mucho que no lo hacemos. 

En este caso no será de una mujer, sino un hombre, y no cualquier hombre: el papa del año mil, de quien hay mitos que han alimentado la imaginación desde hace siglos.


Para eso, vamos a dividir esta entrada en algunas partes:

Índice


- Introducción.

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Hace unos días, estaba yo leyendo El descubrimiento de las brujas, cuya autora (Deborah Harkness) es historiadora. 
Desde un inicio esto me había llamado la atención, por lo que tomé el libro sabiendo que la autora iba a utilizar sus conocimientos y estudios para darnos una historia con su propia Historia Mundial. 
Y no me equivoqué, porque habla de los caballeros de la orden del Temple (tema del que quisiera hablar en algún momento), las guerras mundiales, la alquimia, las cazas de brujas y hasta de la teoría de la evolución de Darwin.
Sin embargo, lo que más me llamó la atención fue la aparición de un vampiro llamado Gerbert d’Aurillac, del que se dice que fue papa y que había rumores desde esa época de que tenía tratos con la magia negra (o algo así).
Entonces, comenzó a picarme el bichito de la curiosidad (porque además, es un personaje importante), por lo cual comencé a investigar ¿Quién fue este tipo?
Y entonces…

- ¿Quién fue Gerbert d’Aurillac?

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La fecha estimada de su nacimiento es 945 o 46, en el seno de una familia desconocida, lo que sugiere que quizás era humilde. El conocimiento que tenemos de él comienza cuando es monje, momento iniciado en 963, cuando ingresó en la Abadía de Aurillac donde estudió gramática, retórica y dialéctica, las tres disciplinas del Trivium; hasta que en el año 967, viajó a la corte del conde de Barcelona, Borrell II, donde permaneció tres años en el monasterio de Santa María de Ripoll, en Gerona y, posiblemente, viajó a Córdoba y Sevilla. Aquí, podríamos hipotetizar que fue allí donde tuvo contacto con la ciencia musulmana con la cual llegaría a sorprender a un emperador y un papa, con el uso de un astrolabio y el cálculo con numeración indoarábiga.
“Después de su estancia en Cataluña, en 970, Gerbert viajó a Roma en compañía de Atón de Vic donde se presume estuvo dos años hasta la muerte de su compañero. Entonces Gerbert viaja a Reims donde fue tomado como maestro hasta que depuso su cargo para convertirse en Abad de Bobbio en el período 982-983. Luego volvió a Reims donde participó en diferendos políticos apoyando la coronación de Hugo Capeto. Fue nombrado Arzobispo de Reims y años más tarde lo sería de Rávena.” (lamañana.uy)
Dentro de las ideas que introdujo a la Europa medieval están los números arábigos, de los que hoy estamos muy familiarizados, pero que en ese momento no se conocían (seguían usando los números romanos), además de ábaco, un instrumento de cálculo que sirve para realizar operaciones matemáticas sencillas, así como calcular raíces. En conjunto con esto, introdujo al mundo cristiano un globo terrestre, un órgano y relojes, lo que le produjo mala fama como brujo y nigromante. Se decía de él que tenía un pacto con el diablo, algo de lo que hablaremos en otro apartado.

Pero volvamos a la cronología y a quién era este hombre. 

A su vuelta en Francia, en 983, ejerció como consejero de Hugo Capeto y en 991 sucedió a Arnulfo, quien fuera destituido por Hugo Capeto, como arzobispo de Reims, lo que supuso un enfrentamiento con la sede de Roma, la cual no reconocía a un rey el derecho a nombrar obispos, potestad que empezaba a considerarse reservada al papa.

“Juan XV intentó declarar nulo el nombramiento de Gerberto como arzobispo y para ello convocó concilios en Chelles, Aquisgrán y Roma, los cuales, sin embargo, confirmaron a Gerberto como arzobispo, hasta que en un nuevo concilio celebrado en 996 logró su propósito y restituyó a Arnulfo en el arzobispado de Reims.” (Wikipedia). Tras esto, Gerbert se retiró a la corte de Otón III, hasta su nombramiento como arzobispo de Rávena en 998.

- Año 1000-03

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Antes de contar la etapa pontificia de Gerbert d’Aurillac, vamos con una definición: El origen romano de la palabra explica que esta palabra (de pontificem, acusativo de pontifex) significa hacedor de puentes. “A partir de aquí se dan varias interpretaciones. Está la más básica, según la cual los pontífices tenían ese sobrenombre honorífico por haber sido los primeros en construir el Puente Sublicio, un importante río de madera de la más antigua Roma.” (Gramática histórica del Castellano).
Teniendo en cuenta esta definición, tiene sentido que nuestro protagonista en esta entrada fuera quien fue. Intentó levantar un puente entre la religión y la ciencia, lo que le valió esa mala fama de la que hablaremos en el punto siguiente.
En el año de 999, luego de la muerte de Gregorio V (996-999), Gerbert fue nombrado papa, eligiendo el nombre de Silvestre II (en honor del anterior con ese nombre, quien ejerció desde el 31 de enero del 314 hasta el 31 de diciembre del 335). “Como papa, tomó medidas enérgicas contra las prácticas generalizadas de simonía y concubinato entre el clero, sosteniendo que solo los hombres capaces de una vida intachable debían ser admitidos como obispos.” (SciHi Blog). Recordemos que la Rae (Real Academia Española) explica que la simonía es la compra o venta deliberada de cosas espirituales, como los sacramentos y sacramentales, o temporales inseparablemente anejas a las espirituales, como las prebendas y beneficios eclesiásticos. Esta era una práctica habitual en la Edad Media.
“En el año 1001 tuvo que hacer frente a uno de los levantamientos populares que periódicamente se daban en Roma y que le obligó, junto con Otón III, quien había fijado su residencia en dicha ciudad, a huir a Rávena. En tres ocasiones intentó el emperador restaurar el orden en Roma, fracasando en las dos primeras y muriendo el 24 de enero de 1002, en el curso de la tercera. A Silvestre II la nobleza romana le permitió regresar a Roma, donde falleció el 12 de mayo de 1003.” (Wikipedia). Cabe aclarar que entre otras cosas, los romanos no querían a este primer papa francés, por sus arabismos.

Silvestre II fue conocido como la luz de la Iglesia y la esperanza de su siglo, algo coherente desde la visión actual, teniendo en cuenta su erudición. 
Coronó varios reyes, entre ellos a Esteban I de Hungría.

- Mitos sobre el papa.

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Para empezar, debemos recalcar que Silvestre II fue el Papa del año 1000, año en que se decía que sería el Apocalipsis. “Cuando se cumplieran 1000 años satán iba a ser desatado de su prisión y saldría para seducir a las naciones.” (La venganza será terrible) Esta creencia produjo el caos: Iglesias abarrotadas de penitentes, soldados abandonados en el campo de batalla, agricultores abandonados en sus campos; y la iglesia ofreciendo consuelo a todos a cambio de propiedades y oro… En su programa antes citado, Alejandro Dolina cuenta que el 31 de diciembre de 999, en medio de este turbulento panorama, el Papa dio misa en el altar mayor de la vieja Basílica de San Pedro. Cuando sonaron las campanadas que indicaban la llegada del milenio, se desató el pandemonium.
Hoy en día entendemos que estas épocas eran en realidad la preparación para lo que sería la gloria de la Edad media, con características entre las que se destaca un crecimiento de la vida económica, según National Geographic.

En segundo lugar, vamos a la leyenda sobre el papa en sí: Guillermo de Malmesbury (30 de noviembre, alrededor de 1090-cerca de 1143) en su obra De Rebus Gestis Regum Anglorum, cuenta que mientras Gerberto estudiaba en Córdoba y Sevilla (ambas españolas, vale aclarar, aunque no parezca), “fue acusado de haber aprendido brujería. Se suponía que Gerberto estaba en posesión de un libro de hechizos robado a un filósofo árabe en España. Gerberto huyó, perseguido por la víctima, que podía rastrear al ladrón por las estrellas, pero Gerberto era consciente de la persecución y se ocultó colgado de un puente de madera, donde, suspendido entre el cielo y la tierra, era invisible para el mago.” (SciHi blog). 

Meridiana en la serie TV.
Una tercera leyenda habla de que Gerberto tenía una cabeza "robótica" de bronce, que respondía con sí o no a las preguntas que se le hacía (quienes vieron la serie, recordarán que esa cabeza tenía un nombre, Meridiana. Ese nombre es el que algunos dicen que tenía “en realidad”). Se dice que fue esta cabeza la que le advirtió sobre ir a Jerusalén, por lo que no hizo peregrinación a la ciudad santa, pero cuando celebraba una misa en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma, enfermó poco después y, al morir, pidió a sus cardenales que descuartizaran su cuerpo y lo esparcieran por la ciudad. De alguna manera, se cree que esto tiene relación con un supuesto pacto con el diablo.

Para finalizar, está la leyenda del ermitaño que vivía cerca de Aurillac cuando nuestro biografiado era un infante. Este ermitaño habría sido un antiguo clérigo que se hacía llamar Andrade. “Habitaba en una cueva y se autoproclamaba descendiente de los druidas que allí celebraron rituales y sacrificios a sus divinidades. El pequeño Gerbert, impulsado por la curiosidad, venció su miedo y fue a visitarle. El anciano, se dice, le predijo un futuro magnífíco y, en contra de la voluntad de su padre, el pequeño Gerbert empezó a frecuentar la madriguera de Andrade. Según reza la leyenda, fue allí donde recibió sus conocimientos de magia celta.” (Wikipedia)

- Palabras finales.

Imagen serie TV

Gerbert d’Aurillac fue más que solo el papa del año mil, del apocalipsis. Fue un papa que era un erudito, que fue menospreciado, calumniado y del que han alimentado mitos más allá de su figura física. Uno de ellos es sobre su tumba, de la que se dice que emanan olores y que anuncia la muerte de los papas.
Gerbert d’Aurillac debió ser recordado por sus logros, no por la superstición, pero por suerte (o por desgracia), hoy en día es recordado por haber levantado ese puente entre la religión y la ciencia.

Ahora sí.
Esta es mi despedida, hasta la próxima ocasión, si sos aficionado.
Hasta el siguiente encuentro, si sos colega.
Hasta la próxima lección, si sos estudiante.
Nos leemos pronto.



Agustina.

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